sábado, 13 de diciembre de 2014

Comentarios enviados por Merche.



a)      Personajes ficticios

Benjamín Prado a lo largo de toda la novela, juega con la relación de personajes inexistentes junto con otros que sí vivieron la realidad de la época.

El primero de ellos, el protagonista, Juan Urbano como se nos presenta al final, es profesor de literatura y parece que bastante reputado, pues da numerosas conferencias en el extranjero sobre literatura española. Destaca su obsesión por investigar todo lo relacionado con la historia de España, en especial de la postguerra, tema del cual parece estar bastante al corriente, y por ello pretende contar la verdad y sacar a la luz las injusticias y salvajadas de este periodo. Su postura choca a lo largo de la novela con la de su madre, pro-franquista en muchos aspectos, fue testigo de la época y representa la ignorancia y olvido general de la mayor parte de la sociedad española acerca de lo que verdaderamente significó el franquismo. Pero sus constantes discusiones y conversaciones sobre política, literatura, teatro, etc., desde perspectivas contrarias, se convierten en documentos históricos que reflejan cómo fue nuestro país en tiempos pasados.
Tanto estos argumentos y la vida de profesor como los recuerdos con que nos cuenta la historia de la relación con su ex mujer, Virginia, completan la novela. Y aunque estos recuerdos no sean esenciales para seguir la trama, se muestra en ellos las consecuencias de una época pasada, la movida madrileña tras los negros años del franquismo, en algunos jóvenes que la vivieron. Los cuales, como Virginia, encubrían los hechos pasados con las drogas, la liberación sexual, la música, etc.
Y una tercera mujer en la vida del protagonista será Natalia que le ayuda con la investigación de la escritora desconocida, su suegra, proporcionándole información. Gracias a esta será posible la unión del profesor con la familia Serma. Su marido, Calos Lisvano, abogado, representa un personaje educado en la mentalidad franquista el cual considera la guerra y la postguerra un pasado histórico que es mejor no recordar ni remover  (postura bastante habitual actualmente).
Pero el personaje que adquiere más importancia es la escritora ficticia Dolores Serma, la “madre” de Lisvano, que lo distanció de todo contacto con el pasado y literatura. A esta no le queda otra que vivir una vida falsa, de apariencia, que la acercará a personajes importantes del franquismo como Sanz Bachiller, será su secretaria, Carmen de Icaza, al pertenecer al Auxilio Social y estar inmersa en la Sección Femenina, etc. Pero sin perder por ello la credibilidad, de hecho, este juego de interrelacionar personajes ficticios y reales, y el hecho de ser una historia tan sólida puede llevar a pensar en la existencia real de la escritora y su libro.



b)      Personajes reales


Así, vemos como la autora de Óxido se rodea de escritores reales como Carmen Laforet, las cuales fueron grandes amigas y escribieron juntas Nada y Óxido respectivamente. También aparece Miguel Delibes, vecino de la infancia de la protagonista, Cela, Carlota O’Neill y su obra Una mujer en la guerra de España a la que recurre en varias ocasiones el profesor para respaldar la posición de crueldad y dureza que supuso el franquismo, etc.
Junto a estas referencias, el autor también acumula datos y noticias procedentes de reportajes y memorias (Ridruejo, J. Martínez de Bedoya) o incluso testimonios de víctimas y militantes de izquierda, como Tomasa Cuevas o Juana Doña. Sin obviar algunos de los protagonistas de la Dictadura, como es Mercedes Sanz Bachiller, fundadora del Auxilio Social, con la que Dolores Serma tiene bastante relación, pues le pide ayuda para sacar a su hermana de la cárcel y encontrar a su sobrino. Bachiller sería sustituida en este cargo por Manuel Martínez de Tena, como explica la novela, y fue mujer de Onésimo Redondo, fundador de las JONS. Tras su muerte durante la Guerra Civil se casó con Javier Martínez de Bedoya.
Cuenta la novela la rivalidad del Auxilio Social con la Sección Femenina, y por tanto entre sus dirigentes. Por ello también es nombrada Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española. Carmen de Icaza, con quien Serma también tuvo una buena relación, la cual puso en práctica la entrega de niños robados.
También Vallejo-Nájera me parece importante destacar, que dirigió los Servicios Psiquiátricos del Ejército franquista, y sus salvajes teorías de demostrar la malformación y enfermedad mental de los marxistas, que además era contagiosa, para cuyo estudio disponía de cuantos conejillos de indias quisiera (mujeres, brigadistas, republicanos), la purificación de la raza y muchas más atrocidades.

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